"Los cuentos son una medicina. Tienen un poder extraordinario; no exigen que hagamos, seamos o pongamos en práctica algo: basta con que escuchemos. Los cuentos contienen los remedios para reparar o recuperar cualquier pulsión perdida". Clarissa Pinkola Estés.

viernes, 9 de octubre de 2020

El pícaro de los indios Winnebago



Wakdjunkaga, era el nombre del pícaro de la tribu Winnebago. Era carismático y solía salirse siempre con la suya en cada aventura. No conocía el sentimiento de vergüenza y podía relacionarse con quién le plazca. En una ocasión llegó a convencer a unos patos que cantaría para ellos si bailaban con los ojos cerrados. Mientras los patos bailaban él los estrangulaba de a uno en uno para posteriormente comerlos.

Su apetito sexual era desmedido. Poseía un pene tan grande tan grande que para trasladarlo tenía que cargarlo sobre su espalda. Wakdjunkaga no tenía control sobre él. Su Miembro viril se comportaba como una entidad aparte y en no pocas ocasiones lo metía en problemas. Muy frecuentes eran los episodios en que mientras el pícaro circulaba entre las tribus su pene se le adelantaba, llegaba antes que él y copulaba con las mujeres del pueblo dejando a una o dos embarazadas. Siempre una de las hijas del jefe estaba involucrada en el asunto.

Si bien las reglas sociales no lo limitaban, cuando no podía salirse con la suya le tomaba muchísimo trabajo hacerse cargo de las cuestiones que producía.

En una ocasión debió enfrentarse a un hurón, que royó su pene hasta dejarlo en un tamaño normal. Desde entonces Wakdjunkaga dejó de ser dominado por sus impulsos y pudo usar picardía y carisma de un modo más beneficioso y armónico.


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