Ordenó a sus soldados que apuntasen sus fusiles contra la multitud y cuando se hizo un silencio mortal, desnudó su espada y gritó con toda la fuerza de sus pulmones: «Mesdames, messieurs: tengo órdenes de disparar contra la canalla. Pero como veo gran número de ciudadanos honestos y respetables ante mí, les pido que se marchen, a fin de que pueda disparar tan sólo contra la canalla.» La plaza quedó completamente vacía en pocos minutos.
"Los cuentos son una medicina. Tienen un poder extraordinario; no exigen que hagamos, seamos o pongamos en práctica algo: basta con que escuchemos. Los cuentos contienen los remedios para reparar o recuperar cualquier pulsión perdida". Clarissa Pinkola Estés.
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viernes, 25 de septiembre de 2020
Vaciando la plaza
Durante uno de los numerosos motines que hubo en París durante el siglo XIX, el comandante de un destacamento militar recibió órdenes para despejar una plaza de la ciudad haciendo fuego contra la canalla.
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